ENTREVISTA A RUTH M. LERGA

Hoy os traigo una entrevista de las que disfrutado como pocas. No sé si cuándo la leáis os pasará lo mismo, pero parece que la autora está ahí, contándonos sus confidencias de la manera más divertida que he tenido el placer de leer en mucho tiempo, me ha encantado su sentido del humor y su modestia para muchas cosas y creo que se merece que la conozcamos más como persona. 

ENTREVISTA A RUTH M. LERGA:

1.    En primer lugar, me gustaría saber si has hecho algún curso de escritura. Lo digo porque narras muy bien y además considero que es muy complicado hacerlo con el lenguaje de la época en novela histórica y que no se haga pesado. Y tú consigues plenamente que pese a un lenguaje más formal y con más distanciamiento entre los personajes, como mandaban los cánones de la educación en esos siglos, el lector quiera seguir leyendo sin parar.

¡Muchas gracias! No, ningún curso, me temo. Siempre me he expresado bien, desde muy pequeña, en parte supongo porque es una de mis habilidades y en mayor medida creo que porque soy una loca del diccionario y he ido ampliando mi vocabulario a golpe de enciclopedia.

Y el tono histórico… he tenido magníficas maestras: las mejores. Después de mi primera novela llegaron las primeras críticas, y la mayoría de ellas hablaron precisamente de mi tono histórico, de que no estaba centrado. Y me temo (ains, ese curso que nunca hice qué bien hubiera venido) que estaban en lo cierto: estuve tan centrada en la historia, yo misma tan intrigada con lo que ocurriría a continuación, que no pensé en el “cómo” escribía. Ni siquiera me lo planteé, honestamente. Imagínate qué horror cuando leía lo que las lectoras iban diciendo; hubo quien incluso copió párrafos a modo de ejemplo donde se leían claramente anacronismos en las voces de los protagonistas. ¡No me malinterpretéis! Fueron unas críticas constructivas, respetuosas, a pesar del tono histórico muy positivas, pues la acogida de “Cuando el corazón perdona” fue sorprendente… pero eran ciertas y necesarias. Así que antes de comenzar con la segunda historia, “Cuando el amor despierta”, me “empapé” de las mejores: Austen y Gaskell básicamente. Porque si quieres narrar como se hacía entonces, ¿qué mejor manera que leer lo que se escribía entonces? ¡Y qué placer hacerlo! Así que si el tono ha mejorado podéis dar las gracias a estar grandísimas escritoras y felicitaros a vosotras mismas por la forma en que criticasteis lo que hice, tan correcta y tan respetuosa, tan clara y tan acertadamente. ¡¡Cómo para no cambiar!! Os confieso que al principio me sentí un poco una estafadora, pensando “ay madre, pobrecitas, han comprado una novela creyendo que leerían la mejor histórica y, claro, no están satisfechas; ¡a la cárcel conmigo!” Jijiji.

Y dejar o no de leer, soltar el libro en la mesita y apagar la luz o ir al trabajo con ojeras, si te engancha o no la historia, eso ya es cuestión de gustos, de que te agrade o no lo que cuento, los tipos de protagonistas, la época… Escribo lo que me gusta leer: caracteres imperfectos, historias que se deben sostener solas, diálogos con chispa y química. No, no, espera, rectifico: intento escribir lo que me gusta. Vosotras sois quienes decidís el grado de éxito, que cuando te metes en la historia esta te envuelve y te cuesta “despegarte” de ella para hacer un buen análisis, uno objetivo.


2.    ¿Cómo descubriste que querías escribir o qué fue lo que te impulsó a hacerlo?

Adoro esta pregunta, detesto la respuesta: por prescripción médica. Dejé de escribir cuando salí del colegio y dejamos de tener “texto libre” de deberes. Nunca volví a ponerme frente a un papel en blanco, ni pretendí hacerlo, ni lo imaginé, ni lo soñé. Sí confieso que cuando no tenía sueño me contaba mis propias historias. Todos lo hacemos ¿no? Pero sin más afán que el de esperar a que llegara Morfeo.
Sin embargo en enero de 2010 tuve un golpe tonto con el coche, algo que iba a sanar rápido pero que a día de hoy sigue en manos de médicos; y aún faltan muchos meses para poder cerrar el tema, mejor o peor. Uno de mis primeros médicos me dijo que qué me parecería pasar un par de horas frente al ordenador por cuestiones posturales. El primer día copié algo de otra novela, pero el segundo pensé “¿Y si escribo esa historia que llevo algún tiempo contándome?”. Y a ello me puse. La escribí, la mandé a un certamen, ganó, y ¡tachán! aquí me veis, contándoos mi vida. ¿No es increíble?


3.    ¿Cómo te decidiste a mandar tu novela Cuando el corazón perdona al concurso literario de Editorial Vergara?

Bueno, como os decía la escribí, esa y otra, y allí se quedaron, en mi ordenador. No se lo conté a nadie, ni a mis padres, ni a amigos… Me parecía pretencioso decir “ey, he escrito una novela”. Cuando comenté a mi marido, que sí me vio construir aquellas historias, que mi editorial favorita había montado un certamen junto con una web de la que soy asidua, me impulsó a mandarla. Me pareció una locura, ridículo de hecho. Pero bueno, ¿y por qué no? Le pedí que pulsara conmigo el botón de enviar el último día de plazo, ya veis que tonta estaba ese día.
¡Y gané! Cuando me llamaron… aquella semana los médicos me dieron malas noticias, volvía a quirófano por segunda vez. Fue un bálsamo para mí.


4.    El caso es que hemos empezado la historia de los tres mosqueteros  por el final ya que tu primera novela publicada es sobre el último de ellos en casarse: Richard y Nicole. Ahora con tu siguiente novela hemos conocido la historia del primero de ellos en rendirse al matrimonio: Julian. ¿Por qué no enviaste ésta primera para conocer su historia por orden cronológico?

Tiene que ver con el hecho de que escribiera dos novelas seguidas. Primero escribí la de James y Judith, acto seguido la de Richard y Nicole. No fue planeado, pero en la primera Richard dejaba a Nicole “tirada”, así que fue poner fin a una y capítulo uno a la siguiente, casi sin descanso. Las envié ambas al certamen, entonces se podía enviar más de una, y ganó “Cuando el corazón perdona”. La otra quedó tercera, y aquí llegó el dilema: comenzar del revés o no hacerlo. Pero realmente era mejor novela la elegida; era la segunda, había aprendido mucho con la primera. Así que el jurado se dejó llevar por su instinto.
La idea era publicar después a James, pero sabía que podía hacerlo mejor y pedí tiempo para reescribirla. Con todas las críticas recibidas y la experiencia acumulada podía escribir una historia más amena, con más química. Así que la imprimí y la borré del ordenador. ¿Loca? Tal vez, pero si corriges sobre escrito se nota. Cuando leo una novela de una autora sé si es nueva o la ha sacado del cajón sin que ella lo diga, ¿vosotras no? Se nota, la escritura es menos fresca. Y no quería caer en algo así, no cuando podía mejorar. No tenía prisa, no la tengo: una carrera literaria es larga y se gana dando lo mejor de una misma. O eso opino yo. Creo que si alguien va a pagar por un libro, tiene derecho a lo mejor de mí. Y además si va a criticar dicha novela, quiero estar segura de que mis errores serán fruto de la inexperiencia y no de la falta de ganas.
Pero, volviendo al tema, cuando iba a ponerme con James se cruzó mi madre y me dijo que le contara la de Julian. Y las madres no piden, eso es sabido. Hablé con la editorial, pregunté qué les parecía empezar por el principio, y total, dado que el orden, o mejor el desorden ya estaba establecido, decidimos seguir con Julian y April y dejar a los otros para el final.
Ahora mismo estoy con James y Judith. La historia es la misma que creé inicialmente y sin embargo es distinta. Son ellos y sus motivaciones son las mismas pero la química surge mucho antes, así que todo parece precipitarse antes de lo debido… veremos dónde me llevan. Sé qué va a ocurrir, sé cuál es el problema entre ellos, pero no sé cómo van a llegar a ese punto insostenible. De momento les dejo hacer…


5.  ¿Se publicará la historia de James y Judith? Espero que digas que sí encarecidamente porque tiene que ser de lujo ver al personaje más arrogante de todos ellos sucumbir al amor y he visto por Facebook que estás con ello.

Síiii, síiii ¡¡o eso espero!! Has dado en el clavo. El rasgo que define a James es su arrogancia. No es su culpa, como dice Julian una vez: cuando te han criado creyendo que eres el mejor finalmente lo crees, y si encima hombres y mujeres te adulan a todas horas… Pero Judith llega de América, donde ha conocido a hombres hechos a sí mismos (uy, no sé si debería contar esto, pero en el epílogo se habla de ella al otro lado del Atlántico, y se sabe después que enviudó ¿no?), y además regresa a casa dispuesta a llevar una vida independiente, se niega a revivir el tormento que fue su matrimonio. Y eso significa huir del duque de Stanfort. El problema es que James es arrogante y nunca se le ha negado lo que quiere. Y puede ser insistente cuando quiere… y muy, muy convincente. Veremos de qué pasta está hecha nuestra chica, y cuánto desea James tenerla.

6.  ¿Todo lo que escribes es novela romántica histórica? ¿Te atreves con otros géneros?

Ay, creo que esto es adentrarse en aguas pantanosas… Oh, oh. A ver cómo lo digo sin meter la pata… Así: solo he publicado dos novelas, y sí, ambas son históricas, Regencia para ser exactos; que aunque en España no se tenga en cuenta dentro de la novela histórica son un subgénero porque tienen unas características muy concretas que las definen y las distinguen de otras del mismo siglo XIX. Y sí, la que tengo ahora en la mesa es también Regencia.

Peeerooooo… peeeeroooo… en serio, es que todo lo queréis saber, jajaja. A ver, comenté por Facebook, en una de las pocas veces que se me ocurre contar algo y en qué mala hora, que estaba escribiendo una historia de chick-lit; algo al estilo sajón, o intentándolo y muriendo en el intento, no lo sabía.
La historia está escrita, y terminada, y tiene el visto bueno de la editorial, y… y bueno, no sé cómo se hará, ni nada… ni os puedo contar nada, leches.
Pero no, no solo he escrito Regencia.
¡No me lieis, que se supone que hay cosas que no se cuentaaaan!


7.  ¿Qué influencias de autoras pasadas y presentes tienes en lo que escribes y en lo que lees? En esta última obra tuya he visto guiños a Jane Austen o grandes pensadoras de la época y grandes obras de la literatura clásica como son las de  Dumas o Cervantes.

Me gusta leer, y soy una lectora ecléctica. Romántica, sí, la mitad de mi biblioteca lo es… pero también devoradora convulsiva de best-sellers, policíaca y de espías, thrillers jurídicos; teatro, poesía, algún ensayo; historias reales, alguna biografía… el rótulo de un vino, la posología de un medicamento, el periódico del tipo de al lado en el autobús… Todo lo que se pone a tiro de mis curiosos ojos.

Y si, también clásicos. El siglo XIX me llama especialmente la atención a muchos niveles y no solo literario: artístico en general, pero también histórico, político, social, de ingeniería, arquitectura… todo él me llama. Bueno, dentro de unos límites, la cultura de una es bastante limitada.

Si me hablas de autoras de romántica, entonces te nombro por obligación a Gaskell, pues mi novela favorita es “Norte y Sur”, a Austen, cómo no; a Georgette Heyer, desconocida y una maestra de la Regencia, la mejor para documentarse en los detalles… Y están, claro, Woodiwiss, Lidnsey, Busbee, Beberly… y más recientemente Kleypas y Balogh.

Como veréis no nombro a ninguna autora de casa: no porque no tenga a mis favoritas, sino porque si nombras a alguna parece que hagas de menos al resto, o el resto se siente menospreciado o algo así que no sé bien qué es lo que ocurre… Y llamadme cobarde pero me niego en rotundo a entrar en polémicas.



8.    ¿Cómo te documentas para la novela histórica? Sinceramente creo que es complicado obtener información de tiempos más lejanos y en los que parece más complicado acceder a información y documentación conservada y no incurrir en errores temporales o de otro tipo.

Bueno, parto de la base de que algún error voy a cometer, eso seguro. En “Cuando el amor despierta” (por qué os cuento esto, pues no lo sé, pero estoy teniendo un ataque de sinceridad y tirando piedras sobre mi tejado) April “oyó sonar el timbre”. Es una escena triste y tensa, y en ella estaba yo inmersa. Hay que preparar un funeral, ella sigue con la sensación de irrealidad por todo lo que ha ocurrido en apenas una semana, todo lo que ha perdido, está en la salita esperando a James pero es Julian quien contra todo pronóstico va a ir a verla y van a protagonizar una de las escenas más importantes… y ¡joder! sonó el timbre y ni me enteré. ¿Qué si sé que en la Regencia no había timbres? Desde luego que sí, no hay que leer ningún tratado para saberlo. Julian tenía que haberle dado a la aldaba, pero se me pasó. Y cuando lo lees en el repaso ya no lo ves, es que no lo ves.
¡Ya os digo, algo siempre se lía! No es que me haga gracia, que no me hace ninguna, pero me resigno. Ahora me pregunto qué será la próxima vez…

Pero sí, me documento, me documento mucho. No cojo un libro de historia, no es lo mío, pero recuerdo que una vez una amiga en casa me preguntó cómo me documentaba y le dije que no lo hacía, que era cosas que había ido aprendiendo. Realmente no daba importancia a lo que leía de la época porque para mí no era documentarme, era un placer. Mi marido puso cara de cabreo, creyendo que iba de modesta, y soltó un “¿cómo que no te documentas?”, y volvió al comedor con un montón de libritos, más de veinte, de los que compro cada vez que salgo de viaje o pido por internet: etiqueta del té, ropa en la regencia, cómo hacer una maleta para damas victorianas, nombres típicos de la Inglaterra del XIX… tengo una colección de lo más variopinta… más mi libreta de curiosidades donde anoto cosas de libros que leo: sueldos y precios, cuánto costaba recorrer una milla en un buen camino y uno malo en un carruaje lento y uno rápido; las horas para ir a Hyde Park de mañana y de tarde, horas de almuerzos y cenas según la moda… Algunas compañeras me llaman “Petete”, las cabr… pero es divertido. Adoro esos detalles, aunque procure no aburrir con ellos.
Y aun así, ¡Julian le dio al maldito timbre!



9.    ¿Me puedes contar algo sobre el proyecto en el que estás trabajando ahora o un breve extracto para abrir boca a los lectores?

¿De verdad queréis saber cómo comienzan James y Judith? ¿En serio? Detesto los spoilers, nunca os haría algo así. Pero sí os diré algo: lo suyo combustiona rápido. Eeeyyyy, no digo que se vayan a acostar en seguida, puede que sí o puede que no, la que quiera saberlo que la lea cuando salga, jeje; pero sí os digo que no van a estar “pelando la pava” muchas páginas, que van a saber de los deseos propios y del otro “enseguidita”. Y bueno, si la cosa empieza calentita solo puede terminar ardiendo ¿no?

¿Cuál de los Tres Mosqueteros diríais que se llevará antes el gato al agua? A Julian con April le costó… A Richard  con Nick le costó… Veremos a James, jeje. Pero son caballeros, esas cosas no se cuentan, así que chicas, por favor, discreción con estos asuntos.



10.  Cuando acabes con la serie de estos tres personajes, ¿con qué será lo próximo con lo que nos deleites como lectores? Es decir, tienes más proyectos literarios pensados o planteados después de finalizar  el actual.

Tengo la saga de los Knightley clarísima, cuatro novelas, cuatro hermanos, dos hombres y dos mujeres, por ese orden, y la primera protagonista es además española: Jimena. Regencia justo después de la caída de Napoleón (bueno, la primera se sumerge en la Guerra de la Península).

Pero antes… hace más de un año que me martillea en la cabeza una historia actual que se me ocurrió una noche con mis primos, a través de una anécdota increíble y absurda pero cierta que le ocurrió a uno de ellos, confesada a altas horas de la madrugada cuando el alcohol había trepado misteriosamente de nuestro estómago a nuestras cabezas. Curiosamente los protagonistas son una escritora reconvertida a guionista que se me parece y un actor igualito a Richard Armitage, jijiji.

Y antes… escribí un relato hace algún tiempo y fueron más de veinte personas quienes me pidieron que lo alargara a novela… tal vez, tal vez, para un proyecto nuevo que acaba de arrancar la editorial…

Muchas ideas, como podéis comprobar. Muchas, muchas.


11. ¿Quién es tu mejor apoyo a la hora de escribir o a la hora de leer tus escritos quién es el primero en leerlos y darte opinión sincera?

Para escribir, mi marido. Cuando corrijo la tele no se pone por si molesta, y es decisión suya, honestamente no suelo enterarme de nada. Y cuando escribo, cuando el brazo que tengo lesionado me deja escribir, me trae la cena la estudio para que no pierda “ritmo”. Le encanta verme escribiendo, dice que me ve feliz cuando cuento historias, así que me apoya al cien por cien.

(Os cuento que ha entrado hace un ratito a preguntarme no sé qué… me ha visto aquí, pegada al teclado, y ha repetido la pregunta, entonces me he girado… y me ha dado un beso y me ha dicho “Da igual, tú sigue”. Espero que no me haya dicho que está embarazado… ¡o que me deja! jajaja).

Para leerlas tengo mucha suerte. Tengo amigas, claro, pero hay dos pilares fundamentales: mi madre es uno de ellos. Hay quien dice que las madres no son objetivas. La mía es exigente a más no poder, y si eso supone decirme “tu novela es un coñazo” como hizo con una primera versión de una historia que tengo que reescribir, pues te lo suelta y fuera. Y además tampoco te la sabe reconducir con lo que el palo es mayor. Pero mi madre lee, lee mucho y sabe bien qué vale y qué no. Y no se corta un pelo: mejor que me lo diga ella a leerlo por ahí. Si le hubiera dejado leer “Cuando el corazón perdona” el lenguaje histórico habría sido otro… lo sé porque cuando la leyó fue lo primero que me dijo, jijiji. Ahora bien, cuando te dice, como con la última: “me ha encantado cariño, así, sin peros”… ains qué gozo.

Mi otro gran pilar es una amiga maravillosa a la que no conozco personalmente pero con quien hablo casi a diario por mail y cuyo nombre nunca me deja decir. Sabe de romántica más que nadie, tiene olfato, sabe reconvertir una mala escena en una buena, sabe desatascarme… Me conoce y sabe exigirme. Es la mejor compañera para esto.

Y finalmente está Vergara. Estar en Vergara es que te toque la lotería. Son profesionales. Mucho, mucho.


12. ¿Te molestan las críticas o consideras que son buenas para mejorar y aprender? Sé que a veces algunas críticas pueden ser bastante duras e irrespetuosas…

Una crítica duele. Duele siempre. Como he dicho antes me hace sentir una estafadora, me hace pensar que no merezco publicar. Tengo una vena autoflageladora horrorosa. Afortunadamente me dura hasta que me duermo; al día siguiente sale el sol y ya está, nunca mejor dicho. Intento distinguir las críticas sobre gustos, las que dicen por ejemplo “el prota era un inmaduro”, que lo era, jijiji, pero no habla de que fuera incongruente en sus actos, solo un crío; de otras como “el tono histórico desaparecía por momentos”. La primera es una cuestión de gustos, la otra es técnica. De estas últimas intento aprender. Y también de las buenas. Cuando a alguien le encanta algo significa que lo estás haciendo bien; bueno, pues si es tu punto fuera ¡a potenciarlo! De cada comentario, incluso de los más virulentos, se aprende algo si se ha hecho de forma constructiva. Si ha sido una crítica desde la mala leche… bueno, entonces poco se puede hacer. Pero esas no duelen menos, también os lo confieso.

Definitivamente creo en las críticas, las considero necesarias para crecer. Es más: opino que no somos –me incluyo como lectora que soy– que no somos lo suficientemente exigentes al criticar. O nos ensañamos por razones que van más allá de lo literario o tendemos a mirar las historias con buenos ojos. Y como comentaba en un artículo hace poco o todas las autoras españolas somos las nuevas Austen sin excepción, o somos poco exigentes en lo que leemos, o mentimos más que hablamos.
Yo misma cada vez compro con más miedo, porque tengo la sensación de que últimamente todas las historias son iguales, las de casa y las de fuera, que conste: sí, vale que en romántica todo esté escrito, pero de ahí a leer clichés va a ser que no. Y creo que tampoco las editoriales exigen al máximo. Me cuentan compañeras que tienen fecha de publicación antes de terminar lo escrito. ¿Cómo es posible? ¿Y si la historia no es buena? ¿Y si los personajes son incongruentes? ¿Y si la historia no se sostiene? No siempre escribimos bien a la primera ¿no? ¿O sí? Porque yo he leído historias que no se sostienen con personajes incongruentes y sin voz propia… Y he pagado por ellas y me he sentido estafada… Y no, confieso que no he publicado mi opinión, sino que he callado. Eso sí, en privado, si conozco a la autora, sí le pregunto si desea saber qué me ha parecido y procuro decirle una cosa buena y una mala: la que más me ha gustado y la que creo que mejor puedo explicar para ayudar. Pero siempre en privado y si hay confianza.
Como digo: no somos lo bastante exigentes, yo tampoco.


13. ¿Cómo es tu proceso creativo desde el inicio hasta que la novela está en imprenta para salir al mercado?

¡¡Eso quisiera yo saber!! Ni idea. Mirad, me hice en las dos primeras novelas una lista con las escenas de los tres o cuatro siguientes capítulos para saber por dónde iba, pero al final he dejado de intentar guiarme porque total, los personajes hacen lo que les da la santa gana y pasan de mis instrucciones.
Creo que es un poco rollo comedia de situación, como en “Friends”. Conoces tanto a los personajes, llega un momento que te son tan íntimos, que los vas llevando por situaciones y ellos van actuando. ¿O no os pasaba que metías a Phoebe, Monica y Rachel en algún sitio y ya sabías la que se iba a liar?
Los llevas a un baile y allí tu crees que van a bailar ¿no? Pues no, resulta que a tu prota no le gusta bailar, prefiere salir a la terraza, donde se encuentra a alguien o lo que sea que le toca las narices y te cambia el cuento. O tu chica se va a pasear a Hyde Park a las tantas de la mañana. Todo inocente, se supone, es Hyde Park, por Dios, y todo el mundo está durmiendo ¿no? Pues se encuentra a tres incautos haciendo una carrera… Y en función de cómo reaccionan te los llevas a casa, o a misa, o de paseo… Ellos te piden que les dejes espacio para existir.

Sé que dicho así suena a esquizofrenia no diagnosticada, pero en serio: en otra realidad existe un mundo lleno de personajes con escenarios a su medida, y si eres afortunada te invitan a pasar un rato allí.


14. ¿Haces actos de promoción de tus novelas o acudes a eventos literarios? Lo digo porque si tienes un trabajo principal al que dedicar tiempo será bastante más complejo conciliar ambas facetas. ¿Cómo organizas tu día a día para escribir?

No. Y me podría plantar aquí.
He presentado a compañeras, y tengo las tardes libres, y querer es poder.
Pero no. Me muero de vergüenza solo de pensar en un acto promocional.
No soy interesante, en serio que no lo soy. Así que ¿quién leches va a querer conocerme? Otra cosa es acudir a eventos de romántica, donde se va a hablar del género. Ahí voy de cabeza. Pero ¿actos sobre mis historias? ¿sobre lo que yo hago? Anda yaaaaaa.

Y para escribir manda mi brazo. Escribo solo cuando el dolor me lo permite. Cada vez que me siento escribo un capítulo (otra cosa es que lo borre después, pero siempre que me siento son un par de horas y con las ideas claras), pero igual me siento dos semanas seguidas ¡qué mas quisiera! que estoy como ahora tres semanas quieta. Trabajar siete horas cara al ordenador en la oficina me limita el tiempo en casa.
Cosas que pasan.


15.  ¿Nos puedes contar algún secreto, o algo interesante, que nadie sepa de una de tus novelas? No te pregunto sobre tu nombre porque lo has explicado estupendamente al final de esta última novela, ¿pero te planteaste en algún momento usar un seudónimo más fácil?

En serio que me vais a causar la ruina. Ainssss. El destino quería que dijerais seudónimo, la madre que os… Tengo un seudónimo ¿vale? Sí, lo tengo, lo tengo jolineeeees. No he publicado con él… aún. La novela de chick-lit seguramente, insisto, seguramente saldrá con él. Y ya está bien, que mira cuántas cosas te he dicho: todo lo que he hecho mal os lo he confesado, ya veis qué tonta que soy.
Hala, primicia, por si a alguien le interesa.

¿Un secreto de una novela? ¿Os podéis creer que sigo sin saber quién disparó a James? No me decido; por tarambana Richard, pero es que… jooooo ¿quién quiere que sea Richard? Pero por eliminación es Julian, y claro, ¿cómo va a ser él? Con el cabreo que llevaba se pensaría que tiró a dar y eso si que no… así que sigo sin saber de quién fue el balazo. Pero creo que James sí sabe quién le dio. Él estaba allí, él sí pudo verlo…


Muchas gracias por contestar a estas preguntas para mi blog y ayudar a que te conozcamos un poco más. Es de agradecer que hayas sacado tiempo para responder estas cuestiones cuando imagino que estás muy liada. Un abrazo.

A ti, y como dije el primer día ¡¡me ha encantado la entrevista!! 

  

Comentarios

  1. Hola! Una entrevista muy interesante y entretenida :) No conocía a la autora, pero parece una persona muy maja y cercana. Un saludo!

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